La manifestación conjuntival más típica es la existencia de folículos dando lugar a la llamada conjuntivitis folicular que frecuentemente se acompaña de adenopatía (trastorno de los ganglios linfáticos) preauricular.

Su tratamiento precoz es importante para evitar que las bacterias o el virus que afecten a la estructura del ojo evolucionen y dañen otras partes del ojo. Este tipo de conjuntivitis tiene una duración de entre una y dos semanas y suele ser más común en personas jóvenes o adolescentes.

Precisamente al estar causada por una infección o bacteria, la conjuntivitis folicular puede contagiarse fácilmente a través del contacto directo. Por tanto, es recomendable no tocar ni frotarse los ojos con las manos sucias.

Es necesario recordar que la conjuntiva es la capa mucosa que recubre la parte externa del globo ocular y la cara interna de los párpados. Su función es la protección de las infecciones externas, así como la lubricación de la misma.